Es un acompañamiento terapéutico que se hace cuando hay un síntoma.

Un síntoma puede ser físico, psíquico (ansiedad, depresión, bipolaridad, etc.) o un problema en tu existencia (problemas vinculares, con el dinero, con la profesión, otros). También decimos que es todo aquello que no hace plena nuestra vida.

Lo que hace la decodificación biológica es basarse en las leyes biológicas del Dr. Ryke Geerd Hamer e ir a buscar cual fue el conflicto que generó que en un instante se desencadenara el síntoma que traes a consulta.

Nuestro cerebro está preparado para detectar peligro, cuando percibe una situación en la que hay un estrés muy elevado, buscará la manera de evadirlo, de “salvarnos” de esa situación; porque evitará experimentar dolor, miedo, culpa, violencia, separación y hasta “expulsión”, entre otros.

La decodificación biológica es una herramienta que te ayuda y acompaña a localizar el origen de los síntomas o enfermedades para comprender la forma en que tu cuerpo, psique y alma se ha “enfermado”. Una vez que revivís esta situación, el síntoma se retira de tu vida. Si tuvieras una bronquitis comenzará a mejorar poco a poco hasta desaparecer por completo, ya que tu biología deja de sentir que se encuentra “bajo amenaza”, si tuvieras un problema de salud mental, comenzarás poco a poco a regresar a tu estado natural y si hubiera un problema en tu existencia, dejarás de tenerlo una vez que encuentres la razón por la cual lo sostenes.

Por ejemplo, estoy tranquila en mi trabajo y mi jefe me dice que voy a tener otro compañero para que haga mi mismo trabajo y de esta manera, el trabajo saldrá más rápido.

Mi cerebro arcaico que se encarga de detectar el peligro dice “viene otra persona a hacer mi trabajo”, “me pueden despedir”, “me pueden sacar el puesto”, “no tengo la seguridad que estaba teniendo” y comienzo a experimentar una sensación de amenaza o invasión en mi territorio. Este puesto de trabajo era mi territorio. “Yo era la dueña de esto”, hasta digo “mi empresa”, aunque no sea mía.

Mis bronquios comienzan a ulcerarse porque comienzo a vivir los días siguientes como una amenaza. Tal vez al finalizar la semana me doy cuenta que esta persona vino a ayudarme, o que mi jefe no la ve tan efectiva, o que mi jefe me diga “te felicito prepará bien a tu compañero”. Entonces mi cerebro encontró una solución y deja de pensar, se dispone a descansar del tema y automáticamente comienza un proceso de regeneración celular y donde hubo una ulceración ahora habrá una inflamación para que se recuperen los tejidos.

Aparece una bronquitis, tos seca y luego moco blanquecino y luego moco más verdoso y el médico me dice que es bronquitis debido a que probablemente tomé frío y me quedo con esta información sin poder asociar que en un momento tuve miedo a “perder mi lugar” y me desencadenó tal síntoma.

En definitiva el síntoma es un programa biológico de supervivencia, que se activa ante una situación de estrés vivida con la tonalidad de “peligro” “invasión” “amenaza” “expulsión” “muerte”, entre otros; que se manifestará en el cuerpo por medio de un síntoma o enfermedad, una vez que aparece la solución al conflicto.

Ahora bien, esta situación de sentirme bajo amenaza en mi territorio, tal vez ya la experimenté mucho tiempo atrás, por ejemplo en mi niñez.
Es por eso que en consulta, buscamos el conflicto programante del síntoma.

Siguiendo con el ejemplo anterior, el conflicto desencadenante es “sentirme bajo amenaza por mi nuevo compañero”. Me hace “revivir” una emoción frente a esta situación actual. Una emoción que ya experimenté en mi pasado (pero que hoy no soy consciente de ello). Así es que partimos del conflicto desencadenante como la llave al origen del síntoma.

Cuando llegamos al conflicto programante (origen), cambiamos la imagen preinstalada de lo que guardó nuestra memoria celular, creando un nuevo modelo de pensamiento y punto de vista del conflicto.

El autoconocimiento nos ayuda a entender a qué situaciones realmente le tememos y evitará que el síntoma vuelva a aparecer en un futuro, ante una situación similar.